Actualizado el 20 septiembre, 2023
La batalla de Moscú se desató por el deseo vehemente de Hitler de conquistar la capital soviética para así poder dominar toda la nación, pero ciertas circunstancias lo impidieron. Te invitamos a conocer más de este importante acontecimiento histórico, sus causas y las estrategias aplicadas por uno y otro bando, así como las consecuencias que ello generó.
¿Cuáles fueron las causas de la Batalla de Moscú?
La batalla de Moscú fue la ofensiva militar que llevó a cabo el ejército alemán sobre esta ciudad, por órdenes de Adolfo Hitler, para intentar sitiar y, finalmente, invadir y conquistar Moscú y, más adelante, a toda la Unión Soviética.
Se desarrolló entre el 2 de octubre de 1941 y el 7 de enero de 1942, y se efectuó en dos períodos de combates estratégicamente planificados en un sector de 600 km del Frente Oriental durante la Segunda Guerra Mundial.
Moscú, la ciudad más grande de la Unión Soviética, era para las fuerzas del Eje una plaza militar y política de mucha significación, ya que su ocupación abriría el acceso para invadir todo el país. En Arawak se puede conocer más sobre las artes de guerra antiguas.
Esta batalla de Moscú tuvo como antecedente la conocida Operación Barbarroja, nombre en clave que le dio Hitler a las operaciones, que se habían emprendido en Alemania tendientes a la ocupación de la Unión Soviética por parte de las fuerzas alemanas. Toda esta operación fue gestada desde inicios de 1941 dentro del marco de la Segunda Guerra Mundial.
Fue llamada así en homenaje a Federico I de Hohenstaufen, llamado Barbarroja por el color de su barba, quien fue responsable de consolidar el poder imperial en Alemania. Esta operación dio inicio a la ofensiva al Frente Oriental, lugar de una de las confrontaciones más grandes y cruentas de esta guerra.
En principio, los planes de la Fuerzas del Eje eran entrar en territorio ruso en el mes de mayo de 1941, pero las campañas en los Balcanes y Grecia se lo impidieron, por lo que tuvieron que iniciar las acciones en el Frente Oriental en junio, acosando desde el comienzo a las fuerzas soviéticas, logrando grandes triunfos.
Entre dichas victorias se cuenta la batalla de Bialystok-Minsk lograda por el Mariscal de Campo alemán Fedor von Bock en junio en su jornada hacia el este, destrozando el Frente Occidental soviético.
Se registraron cientos de víctimas y más de 340.000 soldados soviéticos fueron capturados y hechos prisioneros. Te recomendamos la lectura de Cultura Inca para ahondar sobre temas bélicos.
Seguidamente comenzó la lucha por Smolensk, cruzando el río Dnieper. Sin embargo, debido al retraso de Bock, que llegó en septiembre a los predios soviéticos, no pudieron seguir avanzando, a pesar de haber vencido a tres ejércitos soviéticos.
A pesar de que el camino a Moscú estaba despejado, Bock tuvo que ordenar a las fuerzas del sur que ayudaran en la ocupación de Kiev, incluyendo el 2do. Grupo de Panzer, liderado por el Coronel General Heinz Wilheim Guderian, Jefe del Estado Mayor General del Ejército, apodado el “Rápido Heinz”. Éste protestó esta decisión, pues consideraba más importante entrar en Moscú, pero no fue aceptada su postura.
Esta situación se presentó en vista de la negativa de Adolf Hitler de seguir con las luchas de instigamiento, quien, las consideraba exitosas, pero no habían logrado quebrar la resistencia soviética. En su lugar, buscó destruir la base económica de la Unión Soviética controlando los campos petrolíferos de Leningrado y el Cáucaso.
El desvío de las tropas para apoyar las operaciones del Grupo del Ejército Sur en Kiev, retrasó aún más los planes con respecto a Moscú.
No fue sino hasta la llegada de la lluvia de otoño, el 2 de octubre, cuando el Ejército del Centro pudo dar inicio a la Operación Tifón, nombre clave que le fue dado a esta ofensiva del mariscal Bock sobre Moscú. El objetivo era capturar la capital soviética antes de que comenzara el duro invierno ruso.
No obstante, el plan alemán no llegó a concretarse plenamente por el gran esfuerzo defensivo desplegado por los soviéticos, que frustraron el ataque de Hitler a Moscú.
Contexto histórico
El marco histórico dentro del cual se suscitaron los hechos, que desembocaron en la batalla de Moscú, incluye el ataque al ejército soviético asentado en Polonia, llevado a cabo el 22 de junio de 1941 por los alemanes junto a sus aliados del Eje, Italia y Japón.
En ese momento, el liderazgo político soviético fue sorprendido por esta ofensiva, a pesar de las advertencias que se habían estado recibiendo por el constante acoso alemán.
Esta situación dio oportunidad a la Wehrmacht o “Fuerza de Defensa” de posicionarse en algunas de las principales ciudades soviéticas como Minsk, Járkov y Kiev, llegando incluso en pocos meses a avanzar hasta Smolensk, que se consideraba un importante puesto de defensa en la ruta a Moscú.
Los alemanes trabajaban simultáneamente en diversos frentes con sus tropas. Así, el Grupo de Ejércitos del Sur se encargaba de ocupar Ucrania, mientras el Grupo de Ejércitos del Centro tenía enfiladas sus tropas hacia Moscú.
Para ese entonces, las defensas soviéticas estaban en precarias condiciones y eran numerosas las bajas sufridas. Iniciando el mes de agosto de 1941, fue cuando los alemanes lograron capturar la ciudad de Smolensk, pero los enfrentamientos que se sucedieron en la zona, bloquearon el avance alemán hasta ya entrado septiembre, retrasando la Blitzkrieg o guerra relámpago que querían lanzar los alemanes sobre Moscú, incitados insistentemente por Hitler.
Cuando se pudo reanudar las operaciones de la ofensiva alemana, el Ejército de Panzer, comandados por Guderian, llegó cerca de las afueras del área moscovita. En ese momento, Hitler le ordenó dirigirse al sur para apoyar el ataque a Kiev, que estaba encabezado por el mariscal de campo Karl Rudolf Gerd von Rundstedt.
Estrategias en la Batalla de Moscú
Esta batalla se caracterizó por las tácticas aplicadas por cada uno de los bandos implicados para alcanzar los objetivos planteados.
Los dirigentes aplicaron estrategias de gran contundencia logrando en cada una de las fases triunfos importantes. No obstante, el coraje del pueblo soviético a pesar de las inclemencias del tiempo, logró imponerse.
Estrategia alemana
La ofensiva alemana se llevó a cabo mediante la aplicación de la estrategia denominada Operación Tifón, que comenzó el 2 de octubre de 1941, la cual contemplaba dos planes de ataque que requerían de una ejecución de gran precisión para no fallar.
El primer ataque se desarrolló por la parte norte de Moscú en donde la 3er y 4ta Armada de Panzer deberían atacar el Frente de Kalinin, ocasionando severos daños al ferrocarril Moscú-Leningrado.
El otro ataque se llevaría a cabo por el sur de Moscú enfrentando al Frente Occidental al sur de Tula, y que sería llevado a cabo por la 2da. Armada de Panzer, mientras que por el oeste atacaba la 4ta Armada directamente sobre la ciudad.
La Operación Tifón en esta batalla de Moscú incluía una fase de cierre de la ofensiva con un plan operativo aparte que se llamó Operación Wotan.
Con la captura de Moscú se lograba dominar un punto vital para el éxito de la gran Operación Barbarroja, lo que para Hitler implicaba el derrumbe de la Nación entera y control absoluto alemán de todo ese territorio.
Estrategia soviética
La fase inicial de la estrategia incluía la defensa de la región de Moscú mediante la construcción de tres cinturones defensivos en las proximidades de la capital. Además, se planteaba el despliegue en la región de los nuevos ejércitos de reserva que se habían conformado para esta contienda con los refuerzos traídos de otros frentes.
Se incorporaron también las tropas que llegaron de los distritos militares de Siberia y del Lejano Oriente, con las cuales se armaría un gran bloque de ataque.
Cuando los alemanes dejaran de atacar, entraría la contraofensiva estratégica, junto a varias operaciones de ataque menores, que obligarían a los alemanes a retroceder en sus posiciones en la ciudades de Oryol, Vyazma y Vitebsk. De esta manera, los tres ejércitos alemanes serían rodeados para, finalmente, ser aniquilados.
La impecable ejecución de esta estrategia significó una gran derrota al poder alemán, terminando con los planes de la victoria que se habían planteados los alemanes en la URSS.
Por este rotundo fracaso fue destituido el mariscal de campo Walther von Brauchitsch como comandante supremo del ejército alemán y Hitler tuvo que reemplazarlo en el cargo.
Preparativos soviéticos
Los soviéticos alertados sobre los amenazantes planes que tenían los alemanes para con Moscú, iniciaron, como se señaló, la construcción de las diversas línea defensivas en los distintos frentes de la ciudad, que servirían como contención al ataque de los alemanes.
En primer lugar, se conformó la línea que unía a las poblaciones de Rzhev, Vyazma y Briansk. La segunda, que estaba compuesta por dos ejes, contemplaba la construcción del llamado frente de defensa Mozhaisk.
También para una mayor protección de la ciudad, se involucró a los ciudadanos de la capital para que levantaran tres líneas de fortificaciones alrededor de Moscú. Los dirigentes procuraron emplear, al inicio, lo más eficientemente posible la mano de obra soviética, hasta que se lograron traer los refuerzos del Lejano Oriente.
Se tomó tal decisión, en virtud de que los informes de inteligencia señalaban que Japón no representaba una amenaza inmediata, con base en el pacto de neutralidad que habían firmado ambas naciones en abril de 1941.
Batalla de Moscú
La batalla de Moscú fue una contienda que simbolizaba para Hitler una victoria de mucha significación, pues consideraba que ocupar Moscú permitiría la conquista total del país.
Sin embargo, el coraje demostrado por el Ejército Rojo fue contundente para acabar con los planes alemanes, aunado a la valentía y solidaridad del pueblo moscovita, que logró detener a las tropas enemigas.
Primera etapa
Las operaciones alemanas para llevar a cabo esta ofensiva se iniciaron el 17 de noviembre de 1941. Comenzaron a mejorar las malas condiciones climatológicas reinantes en la zona, cuando la 3ra. Armada de Panzer emprendió la marcha hacia la línea norte formada por las poblaciones de Rashev-Kalinin-Klin, en donde los alemanes capturaron a Klin, localizada a 80 km de Moscú.
Estas fuerzas alemanas lograron aniquilar el segundo cinturón defensivo de la capital y en los días siguientes pudieron llegar hasta la localidad de Kaluga. La 4ta. Armada Panzer liderada por Erich Hoepner, jefe de unidades blindadas, ocupó la línea de Ruza a Volokolamsk en la ribera occidental del río Moscova.
La 2da. Armada dirigida por Guderian se dirigió a Tula para tomarla, pero no logró concretar sus objetivos. El Rápido Heinz ocupó sucesivamente las poblaciones de Yefrémov, Dedíonvo y Poliana para llegar luego a Oká, pero sufriendo muchas bajas por la contraofensiva que lanzó el 239º Regimiento siberiano.
Al día siguiente se produjeron fuertes enfrentamientos entre los SS Das Reich y la 78º División siberiana para ocupar Istra. Aun cuando fueron muchos los esfuerzos de las fuerzas alemanas, estaban solo a 30 km, aproximadamente, al oeste de la capital.
Por el norte, el 9º Ejército alemán bajo el mando del general Strauss llegó al otro lado del Canal Moscovia-Volga a 96 kms de Moscú. Pero las tropas alemanas estaban exhaustas por las terribles condiciones meteorológicas de invierno y con severas restricciones en sus abastecimientos.
Las fuentes de inteligencia alemanes señalaron a las tropas que el enemigo había recibido refuerzos siberianos, lo que desmoralizó a los extenuados soldados. El mariscal de campo von Brauchitsch informó a Hitler de la situación de las tropas y le propuso suspender la operación hasta primavera, lo cual fue rotundamente negado por Hitler.
Debido a ello el general fue destituido encargándose el propio Hitler de la total comandancia de las operaciones.
La campaña por la toma de Moscú estaba tácticamente detenida por los rigores del invierno, la feroz resistencia soviética y la falta de suministros, tanto de alimentos, ropa y calzado adecuados para invierno, como de combustible, aceite y municiones.
No obstante, 4º Ejército alemán a cargo de Von Kluge pudo avanzar hacia la capital atravesando pantanos y bosques y por el norte los regimientos 4º y 2º iniciaron sus acciones de acorralamiento y por el lado donde estaba Guderian abriendo caminos en el cinturón de las líneas defensivas rusas.
El 4 de diciembre los alemanes tomaron la ciudad de Kalinin y los vehículos Panzer cruzaron el río Klin y luego de muchas bajas alemanas se tomó la orilla.
Pero ya bien entrado el invierno, la Luftwaffe o fuerza aérea, que apoyaba a la infantería, a menudo, no podía volar por el clima. Había también escasez de aceites, líquidos hidráulicos y anticongelantes, los cuales, además, no funcionaban debido al hielo, que se les formaba.
Por otro lado, las armas se atascaban o dejaban de funcionar. Incluso tocar un tanque o superficie metálica con la mano desnuda, ocasionaba lesiones, pues ésta se quedaba pegada, teniendo que amputar el miembro. Así también, no podían comer ni pan, grasa o mantequilla, pues se endurecían tanto que no se podían masticar.
Además, los alemanes no contaban con que los rusos atacaran durante la madrugada, cuando las temperaturas eran todavía más bajas.
Lo resaltante de esta batalla es que la defensa soviética dio muestras de un gran patriotismo cuando tuvieron que defender los alrededores de Moscú. Allí pelearon intensamente miles de reclutas, batallones y voluntarios, incluyendo mujeres trabajadoras, quienes se enfrentaron al fuego de las metrallas alemanas.
En ese frente se dio a conocer Panfílovtky, apodo del comandante de la División 316, Iván Pantíflov, líder de este frente, quien murió en una cruenta confrontación contra los tanques alemanes.
Pocos sobrevivieron a esta carnicería de guerra en la que resultaron heridos de gravedad, así como muchos soldados soviéticos muertos, igual que en el lado alemán.
Segunda etapa
La contraofensiva soviética fue comandada por Joseph Stalin desde el Kremlin. Estas operaciones del Ejército Rojo comenzaron el 5 de diciembre de de 1941 cuando se ordenó al mariscal Gueorgui Konstantínovich Zhúkov lanzar un contraataque a los alemanes, que habían llegado a 42 km del límite externo de la capital.
En el norte de la ciudad la contraofensiva soviética empleó 4 ejércitos y en el sur, 10 con unas 100 divisiones a lo largo de 250 km, que enfrentaron a unos agotados soldados alemanes del mariscal Bock, sorprendidos todos por las numerosas tropas que surgieron repentinamente del este.
El ataque se desarrolló en todos los sectores del lado moscovita durante varios días, para lo cual se habían preparado durante el otoño por parte de Zhúkov, que incluía también a las fuerzas de Siberia y el Extremo Oriente.
La preparación se hizo gracias a que Zhúkov fue oportunamente informado por inteligencia Richard Sorge, quien advirtió sobre la Operación Barbarroja.
Los refuerzos de las nuevas tropas siberianas y mongoles venían preparados contra el frío y atacaron a los invasores alemanes en Kalinin, aprovechando las buenas condiciones de carreteras y caminos para lanzarse a los frentes con sus tanques T-34, de 37 toneladas equipados con un cañón de 76 milímetros y más veloces.
La ofensiva soviética contra el Grupo de Ejércitos Mitte rompió el frente alemán, cuyos soldados comenzaron a huir abandonando el equipo pesado, lo que permitió al ejército ruso recuperar las localidades de Klin y Kitvin.
En el frente, el 9º Ejército Alemán procedió a evacuar Kalinin, a 160 km de Moscú debido al empuje de la potente ofensiva soviética, lo cual condujo a la liberación de Tula.
A mediados de diciembre las fuerzas alemanas habían retrocedido hacia el oeste, donde Hitler les ordenó permanecer y contener el avance moscovita. El Führer pidió al ejército alemán en el este continuar la ofensiva contra el frente ruso “hasta el último hombre”, para contrarrestar la feroz arremetida de los soviéticos.
El 2 de enero los soldados siberianos y mongoles del Ejército Rojo hicieron sucumbir a las líneas alemanas en Rzhev. La Luftwaffe logró rehabilitarse lanzando un sorpresivo bombardeo nocturno contra la capital soviética, pero no llegó a afectar significativamente la ofensiva soviética de Kaluga.
Para el 7 de enero de 1942 estaba confirmada la derrota alemana, siendo obligados a retroceder de 100 a 250 km de Moscú. La arremetida del Ejército Rojo, el 15 de enero, hizo que el Grupo de Ejércitos germanos al mando de Von Kluge abandonaran Kaluga y se replegaran más al oeste.
Mientras que el Ejército Rojo comenzó su gran ofensiva en el sur de Rusia, en la zona de Jarkov, el 18 de enero los 6° y 57° Ejércitos rusos avanzaron hundiendo el frente del Eje en la zona Balakleia-Slaviansk, penetrando 25 kilómetros en sus líneas y el 18° Ejército lograba algunos pequeños avances al nordeste de Chuguiev. Por su parte, el 37° Ejército avanzó lentamente dentro del territorio enemigo.
A principios de marzo se detuvieron los embates soviéticos, pero siguieron las luchas en la zona de Vyazma hasta mediados de abril, con muchas bajas para los rusos.
A pesar de las varias derrotas, las fuerzas soviéticas pudieron consolidar sus posiciones a finales de abril de 1942, al repeler y expulsar fuera del alcance de Moscú a los alemanes.
El haber derrotado la amenaza alemana de querer ocupar Moscú proporcionó un significativo empuje para la moral soviética, en particular porque hicieron que el ejército alemán perdiera el aura de invencibles que se les había adosado.
La famosa Blitzkrieg o guerra relámpago que quisieron implementar los alemanes no tuvo éxito. En esta batalla se contabilizaron, según fuentes occidentales y soviéticas, que 1.029.234 hombres del Ejército Rojo fallecieron, resultaron heridos o desaparecidos durante la fase defensiva y la posterior contraofensiva.
Por parte del Eje, se estimaron más de 393.500 soldados entre muertos, heridos y desaparecidos durante el total de la batalla.
En virtud del heroísmo demostrado por los defensores de Moscú, se le dio a esta capital el título de Ciudad Héroe en 1965, al conmemorarse el vigésimo aniversario de la victoria soviética sobre la Alemania Nazi en 1945.
Consecuencias de la Batalla de Moscú
Tras meses de ataques y contraataques en los que las fuerzas alemanas intentaban por distintos frentes invadir Moscú, los soviéticos lograron repeler cada una de las ofensivas en los distintos frentes, logrando quebrar el poderío alemán.
El empleo de refuerzos soviéticos en esta batalla de Moscú, así como el severo invierno ruso fueron determinantes para esta victoria rusa, factores que pasaron factura a las fuerzas alemanas, que frustraron los planes de Alemania, terminando con sus fuerzas exhaustas, diezmadas y desmoralizadas con innumerables bajas.
Este fracaso en Moscú significó la condena de Alemania y fin de su invencibilidad. Fue una guerra que consumió la gran mayoría de la mano de obra y los recursos de Alemania para el resto del conflicto.
Se calcularon las bajas alemanes en 248.000 a 400.000 pérdidas humanas y las soviéticas, de 650.000 a 1.280.000.