Segunda Guerra Púnica, enfrentamiento de dos potencias

Segunda Guerra Púnica

Actualizado el 20 septiembre, 2023

La impactante Segunda Guerra Púnica marcó un hito entre las guerras libradas entre la República romana y el imperio cartaginés del siglo II a. C., pues ella dio lugar a la hegemonía romana sobre el Mediterráneo occidental. Entérate aquí de sus pormenores en cuanto a antecedentes, desarrollo y consecuencias. Conocerás también como eran los ejércitos que lucharon, las batallas libradas y otros detalles interesantes.

 Segunda Guerra Púnica

¿Dónde fue la Segunda Guerra Púnica?

La Segunda Guerra Púnica se desarrolló en distintos escenarios ubicados tanto en Hispania, actual España, como en la península itálica mediante la travesía que realizaron las tropas cartaginesas desde el norte de Italia pasando por Roma rumbo al sur y que condujo a un enfrentamiento decisivo en la región de Zama en la propia ciudad de Cartago.

Esta conflagración fue el segundo de los tres conflictos, conocidos colectivamente como “Las Guerras Púnicas”, que se libraron entre las dos antiguas potencias de Roma y Cartago, la poderosa ciudad y entidad imperial de la época.

La ciudad de Cartago se había convertido, a mediados del siglo III a. C., en una poderosa ciudad-estado con una inmensa red comercial y en un implacable adversario para los intereses expansionistas romanos. Fue fundada por los fenicios a mediados del siglo XIX a. C. También es interesante conocer la historia de Alejandría.

La Segunda Guerra Púnica es también llamada la segunda guerra cartaginesa, Guerra Aníbal, por los romanos, la Guerra contra Aníbal. Se desarrolló entre el año 218 y el 201 a. C. y en ella participaron combatientes del Mediterráneo occidental y oriental de estos dos poderosos ejércitos.

Segunda Guerra Púnica
Puerto de Cartago

El vocablo “púnico” proviene del latín punicus o poenicus y se emplea para referirse a los cartaginenses, en relación con sus ancestros fenicios. Los de Cartago denominaron estos enfrentamientos “guerras romanas”.

Durante diecisiete años, ambos estados lucharon por la supremacía, principalmente en Italia e Hispania, pero también en las islas de Sicilia y Cerdeña y, hacia el final de la guerra, en el norte de África.

Tras inmensas pérdidas materiales y humanas en ambos bandos, los cartagineses fueron derrotados al final. Te recomendamos la lectura de la Guerra de Troya, otra célebre batalla.

Macedonia, Siracusa, así como varios reinos númidas de África del norte se vieron envueltos en la lucha, al igual que las fuerzas ibéricas y galas en ambos bandos.

Hubo tres escenarios militares principales durante la guerra, a saber:

  • Italia, donde el general cartaginés Aníbal derrotó a las legiones romanas en repetidas ocasiones, con campañas subsidiarias ocasionales en Sicilia.
  • Cerdeña, Sicilia e Hispania, donde Asdrúbal, un hermano menor de Aníbal, defendió las ciudades coloniales cartaginesas con un éxito desigual hasta adentrarse en Italia.
  • África, donde se decidió la guerra.

En esta Segunda Guerra Púnica se sucedió una serie de contiendas que a la postre dieron lugar a la hegemonía romana sobre el Mediterráneo occidental y al declive de Cartago y su degradación a potencia de segundo orden.

Segunda Guerra Púnica

Historia de la Segunda Guerra Púnica

En el año 219 a. C., Aníbal, el intrépido y aguerrido general y estadista que comandó las principales fuerzas de Cartago contra Roma, asedió, capturó y saqueó la ciudad prerromana de Sagunto, al norte de la provincia de Valencia, España.

Tal acción provocó una declaración de guerra romana a Cartago en la primavera del 218 a. C.

Antecedentes de la Segunda Guerra Púnica

En los años posteriores a la Primera Guerra Púnica, primer conflicto bélico entre romanos y cartagineses por el dominio de Sicilia, el líder, estadista y general cartaginés Amílcar Barca, tras la derrota de Cartago y la pérdida de las posesiones italianas, reorientó la política expansiva cartaginesa hacia la península ibérica a fin de obtener recursos humanos. materiales y económicos.

El fracaso cartaginés de esa primera guerra, permitió a Roma arrebatarle Córcega y Cerdeña y obligó a Cartago a pagar una indemnización aún mayor que la exigida inmediatamente después de la guerra total.

Sin embargo, con el tiempo, bajo el liderazgo de Amílcar, líder de la familia Bárcida, y padre de Aníbal y Asdrúbal, Cartago pudo adquirir una nueva base en España, desde la que reanudó la guerra contra Roma.

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Aníbal

Así fue que en 219 Aníbal capturó Sagunto, bastión romano en la costa oriental de Hispania, del cual Roma exigió su retirada, pero Cartago se negó, lo que conllevó a la declaración de la guerra por parte de Roma.

Ejércitos de la Segunda Guerra Púnica

Cada una de estas dos potencias se esmeró en apertrecharse debidamente para luchar en buena lid contra su adversario y poder aniquilarlo. Veamos cada uno de sus ejércitos.

Ejercito romano

Hasta el año 200 a. C., el ejército republicano, al igual que su antecesor, no mantenía fuerzas militares permanentes o profesionales, sino que las recaudaba, mediante el reclutamiento obligatorio constante, según las necesidades de cada campaña y las disolvía después.

Las fuerzas recaudadas (o mantenidas en armas) cada año se dividían normalmente a partes iguales entre los dos cónsules de guerra, pero el Senado podía poner fuerzas adicionales bajo el mando de los pretores o magistrados con jerarquía inmediatamente por debajo de la de cónsul.

Asimismo, podía ampliar el mando de un solo año de ambos tipos de magistrados romanos, en cuyo caso asumían el título de procónsul y propraetor, respectivamente.

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Mientras que los ciudadanos romanos eran reclutados para las legiones, los aliados latinos e italianos se organizaban en alae, literalmente: “alas”, ya que siempre se situaban en los flancos de la línea de batalla romana.

En tiempos de emergencia, un cónsul podía ser autorizado a reunir un ejército doble de cuatro legiones, pero las alae aliadas siempre serían dos, pues representaban las dos alas de la línea de batalla, pero con doble fuerza.

Así fue, por ejemplo, en la batalla de Cannas en el 216 a. C., donde cada cónsul comandaba un ejército de unos 40.000 hombres.

Infantería

El tamaño normal de una legión en este periodo era de 4.200 infantes, de los cuales 3.000 eran de infantería pesada y 1.200 vélites, que llevaban las jabalinas que lanzaban a distancia.

Las subdivisiones en el periodo republicano medio se llamaban maniples o manípulos (manipuli, de manus = “mano”). Había 10 maniples en cada una de las tres líneas en las que se disponía una legión para la batalla, para un total de 30 maniples en cada legión.

La pertenencia a cada línea se determinaba por grupos de edad: los hastati contenían a los hombres más jóvenes (hasta 25 años); los príncipes a los del grupo de 26 a 35 años; y los triarii a los hombres de más edad (36 a 46) y eran comandados por los centuriones.

Además, cada manípulo incluía 2 signiferi (abanderados), nombrados por los centuriones, y al menos un tubicen (trompetista).

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Ejercito cartaginés 

El general Aníbal formó una ejército compuesto de un gran contingente de hombres y de elefantes.

Infantería

Aunque la infantería cartaginesa era nativa de hoplitas, que eran ciudadanos soldados de infantería pesada, la misma fue sustituida en gran medida por la infantería aliada y mercenaria en la época de la Primera Guerra Púnica.

Estaba formada por libios armados con una o dos lanzas cortas que podían ser arrojadas, con armadura de linótoras, cascos de bronce, espadas de estilo ibérico y un escudo aspis que más tarde fue sustituido por un escudo plano y ovalado agarrado por el centro.

Los guerreros ibéricos que servían a Cartago se dividían en infantería pesada scutari e infantería ligera caetrati, llamada así por sus escudos, siendo el caetra un broquel redondo.

Además, manejaban jabalinas soliferra de hierro y espadas falcata. Los soldados a pie galos y ligures iban armados con escudos altos similares, cota de malla y cascos de bronce, pero llevaban lanzas más pesadas y espadas más largas y rectas.

Banda Sagrada

La Banda Sagrada era una unidad de élite del ejército cartaginés. Desde su formación en el siglo IV a. C., estaba formada exclusivamente por los hijos de los ciudadanos nobles cartagineses.

La unidad no solía luchar fuera de África y como unidad de lanceros pesados, se situaba en el centro de la formación del ejército, inmediatamente detrás de la fila de elefantes, y estaba protegida por alas auxiliares de mercenarios y caballería.

Por su condición de élite, los miembros de la Banda Sagrada recibían el mejor equipamiento del ejército cartaginés. Sus armas y entrenamiento eran similares a los de los hoplitas griegos: lanza pesada, espada, escudo de hoplón y grebas, casco y coraza de bronce.

Desarrollo de la Segunda Guerra Púnica

Como Roma controlaba el mar, Aníbal, considerado uno de los mejores comandantes militares de la historia de la humanidad, condujo su ejército por tierra a través de España y la Galia y por los Alpes, llegando a la llanura del valle del río Po en 218 a. C. con 20.000 soldados de infantería y 6.000 de caballería.

De manera tal que los romanos fueron sorprendidos por las tropas cartaginesas marchando por tierra desde Iberia rumbo a la Galia Cisalpina, actual norte de Italia, siendo reforzadas por aliados galos, lo que dio a Aníbal victorias aplastantes sobre los romanos en las batallas del Trebia en 218 y del lago Trasimeno en 217.

Las tropas romanas trataron de impedir su avance, pero fueron superadas y Aníbal se hizo con el control del norte de Italia. En el 217, el cartaginés, junto a sus aliados, las tribus galas, marcharon hacia el sur de península itálica.

En esa travesía al sur, Aníbal ganó varias batallas, pero se abstuvo de atacar la ciudad de Roma, incluso después de aniquilar a un enorme ejército romano en la batalla de Cannas en 216. Allí acabó con el mayor ejército que los romanos habían reunido jamás.

Cuando Siracusa y Macedonia se unieron al bando cartaginés después de Cannas, el conflicto se extendió.

En lugar de marchar sobre Roma, se dirigió a Capua, la segunda ciudad más grande de Italia, con el fin de incitar a la población a rebelarse.

Tras la muerte o captura de más de 120.000 soldados, muchos de los aliados italianos de Roma, especialmente Capua, desertaron a Cartago, dando a Aníbal el control de gran parte del sur de Italia.

Los romanos tomaron medidas drásticas para reclutar nuevas legiones: alistaron a esclavos, criminales y a aquellos que no cumplían con los requisitos habituales de propiedad, aumentando así enormemente el número de hombres en armas.

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La derrota galvanizó la resistencia romana por una brillante estrategia defensiva del político y general romano Quinto Fabio Máximo Cunctator, acosando a los cartagineses sin ofrecerles batalla.

En esa ocasión, Cunctator rehusó enfrentarse al general en batalla campal. En lugar de ello, mantuvo a sus tropas cercanas al ejército enemigo, hostigándolas constantemente en una guerra de desgaste.

Durante la siguiente década, la guerra en el sur de Italia continuó, con los ejércitos romanos recuperando lentamente la mayoría de las ciudades italianas que se habían unido a Cartago.

Ayudada por la agitación interna de Siracusa, Cartago restableció su presencia en la isla en el 215 y la mantuvo hasta el 210. Mientras tanto, en España, las fuerzas romanas mantenían la presión sobre los bastiones cartagineses.

En el 211 a. C., Roma reconquistó la ciudad de Capua, pero fue derrotada en Hispania cuando su ejército tomó la ofensiva allí, aunque mantuvo su dominio en el noreste.

Asdrúbal, hermano menor de Aníbal y comandante de las fuerzas de Cartago contra Roma en España, siguiendo la ruta de Aníbal por los Alpes, llegó al norte de Italia con otro gran ejército apoyado por legiones de ligures y galos.

Asdrúbal

En el 209 a. C. el nuevo comandante romano Publio Cornelio Escipión capturó Carthago Nova, la principal base cartaginesa en Hispania.

Luego, en 208 a. C., Escipión derrotó a Asdrúbal, aunque éste pudo retirar la mayor parte de sus tropas a la Galia y luego al norte de Italia en la primavera del 207 a. C.

Asdrúbal bajó por la península para unirse a Aníbal en un asalto a Roma, la cual agotada por la guerra, levantó y envió un ejército para detener a Asdrúbal.

Cayo Nerón, comandante del ejército romano del sur, se escabulló también hacia el norte y derrotó a Asdrúbal a orillas del río Metauros.

Mientras en la conflagración de Ilipa, antigua ciudad ibérica en la orilla derecha del río Betis, en el año 206, Escipión acabó definitivamente con la presencia cartaginesa en Hispania y los obligó a abandonar el territorio.

Tras su victoria española, Escipión decidió invadir la patria cartaginesa y navegó hacia África en el año 204.

Aníbal mantuvo su posición en el sur de Italia hasta el año 203, cuando el Senado cartaginés ordenó a Aníbal retirar el ejército de Italia y regresar a África.

Por primera vez en 15 años, Italia quedó libre de tropas enemigas. No obstante, los combates continuaron en Cerdeña y Sicilia, que se habían convertido en las principales fuentes de alimentación de Roma.

El último enfrentamiento de la guerra tuvo lugar entre los ejércitos de Escipión y Aníbal en la Batalla de Zama en 202 y se saldó con la derrota de Aníbal y la demanda de paz por parte de Cartago.

Así, Cartago fue obligada a:

  • Pagar una indemnización de 10.000 talentos de plata en 50 años.
  • Entregar su armada.
  • Ceder Hispania y las islas del Mediterráneo a Roma.
  • Desalojar todos sus territorios de ultramar y de algunos de los africanos.
  • Cumplir la prohibición de hacer guerra fuera de África, y en África sólo con el permiso expreso de Roma.

A partir de entonces quedó claro que Cartago estaba políticamente subordinada a Roma. Escipión fue premiado con un triunfo y recibió el agnomen “Africanus“.

Escipión

Las batallas más importantes de esta guerra fueron:

Invasión y control de Hispania por Cartago

En la Primera Guerra Púnica Cartago sufrió una derrota a manos de Roma. Sin embargo, los cartagineses buscaron incrementar su dominio en Hispania y lo consiguieron.

Obtuvieron el control de las colonias fenicias de Levante y Andalucía, luego extendieron su área de influencia tomando el control de los pueblos indígenas.

Para finales de siglo III a. C. casi todos los pueblos y ciudades ubicados al sur de los ríos Duero y Ebro al igual que las Islas Baleares reconocieron el dominio cartaginés.

Asimismo, los cartagineses habían fundado en costas ibéricas la ciudad de Qart Hadasht, también llamada Carthago Nova, ubicada donde hoy está Cartagena, la cual se convirtió en la base principal de operaciones de Cartago en Iberia y fuente de plata en virtud de los vastos depósitos de Cartagena, que permitieron sostener al ejército durante la guerra.

Muy pronto se transformó en una de las mas importantes bases navales, por el gran interés que tenían por controlar la riqueza que generaba las minas de plata.

Desde territorio ibérico Aníbal inició su ofensiva contra Roma en el año 219 a. C., reclutando un gran número de hispanos para su ejercito. Aníbal decidió intentar, entonces, invadir la colonia griega de Sagunto, aliada de Roma, al sur de la frontera pactada por el río Ebro.

Batalla del Trebia

La batalla del Trebia fue la primera gran batalla de la Segunda Guerra Púnica, librada, según los historiadores, el 22 o el 23 de diciembre de 218 a. C. entre las fuerzas de Aníbal y un ejército romano al mando de Sempronio Largo, cónsul durante el primer año de esta guerra junto con Publio Cornelio Escipión.

Tuvo lugar en la llanura aluvial de la costa occidental del río Trebia inferior, no lejos del asentamiento de Placentia (la actual Piacenza), y se saldó con una dura derrota para los romanos.

Batalla de Cannas

Fue un enfrentamiento clave de la Segunda Guerra Púnica entre las tropas romanas, dirigidas por los cónsules Cayo Terencio Varrón y Lucio Emilio Paulo, y el ejército púnico de Aníbal.

Se libró el 2 de agosto de 216 a. C. cerca de la antigua aldea de Cannas, en Apulia, al sureste de Italia.

Los cartagineses y sus aliados rodearon y prácticamente aniquilaron a un ejército romano e italiano más numeroso.

Se considera una de las mayores hazañas tácticas de la historia militar y una de las peores derrotas de la historia romana.

Batalla de Cornus

La batalla de Cornus, o Caralis, se desarrolló en otoño de 215 a. C. en algún lugar entre estas dos poblaciones, cerca de la actual Cuglieri, Cerdeña.

Tuvo lugar cuando un ejército púnico navegó hacia Cerdeña para apoyar las revueltas de sus ciudadanos contra el dominio romano.

Este ejército, dirigido por Asdrúbal el Calvo y Hampsicora, se enfrentó a tropas romanas al mando del pretor Tito Manlio Torcuato.

Se trataba de ejércitos de tamaños similares, sin embargo, los romanos destruyeron a los cartagineses, y más tarde lograron expulsar a su flota en una batalla al sur de esta isla.

Maquinas de Arquímedes

Durante la Segunda Guerra Púnica, la localidad de Siracusa, en Sicilia, se unió a los cartagineses, en quienes confiaban que frenarían a los cada vez más peligrosos romanos.

No obstante, no ocurrió así y en el año 214 a. C. el ejército de Roma desembarcó en Sicilia buscando sitiar la ciudad.

A pesar de sus esfuerzos y sus poderosas legiones, las tropas no pudieron penetrar las murallas, debido a las ingeniosas máquinas de Arquímedes, el físico, inventor y matemático griego, que se les enfrentó ingeniosamente.

Tan pronto se iniciaron las hostilidades, el sabio comenzó con sus inventos, creando artificiosas máquinas, potentes catapultas que destrozaban los barcos romanos y grandes aparatos y artificios que disparaban proyectiles a los romanos, acabando con sus fuerzas y su moral.

Una de las armas más extraordinaria de los artilugios de Arquímedes fueron los espejos, que el sabio ubicó en las costas de la isla apuntando a las embarcaciones, las cuales comenzaban a arder rápidamente por el calor que generaban debido a los rayos solares.

Ello provocó incendios generalizados, destruyendo la flota romana, lo que dio un respiro importante a Siracusa y permitiría organizar la ofensiva.

Batalla de Baecula

La batalla de Baecula fue una importante batalla campal que se desarrolló en Hispania, en la cual las fuerzas romanas republicanas e ibéricas auxiliares bajo el mando de Escipión Africano derrotaron al ejército cartaginés de Asdrúbal.

Se libró el 208 a. C. en la región de Baecula, Santo Tomé, Jaén, actual España.

En esta batalla Escipión emuló las tácticas de Aníbal, colocando las tropas más fuertes en las alas, dejando el centro a la infantería ligera.

Asdrúbal tuvo que abandonar Hispania sin fuerzas suficientes para marchar a Italia.

Caída de Capua

La primera batalla de Capua se libró en el año 212 a. C. entre Aníbal y dos ejércitos consulares romanos. La fuerza romana, dirigida por dos cónsules, Quinto Fulvio Flaco y Apio Claudio Pulcher, fue derrotada, pero logró escapar.

Así, Aníbal consiguió levantar temporalmente el sitio de Capua.

Una victoria táctica cartaginesa, que en última instancia no ayudó a los capuanos, pues en 211 a. C. se produjo el asedio de Capua, cuando los romanos la sitiaron nuevamente.

Con el nuevo consulado ya iniciado en marzo, los dos cónsules permanecieron al frente del asedio de Capua en el cargo de procónsules.

Batalla del Metauro

Fue una batalla crucial en la Segunda Guerra Púnica, librada en 207 a. C. cerca del río Metauro, en la actual Italia.

Los cartagineses estaban liderados por Asdrúbal, que debía traer el equipo de asedio y los refuerzos necesarios para que Aníbal pudiera derrotar a Roma.

Los ejércitos romanos estaban dirigidos por los cónsules Marco Livio y Cayo Claudio Nerón.

La importancia de la batalla del Metauro es reconocida por los historiadores, quienes señalan que ésta eliminó efectivamente la amenaza cartaginesa del ascenso de Roma al dominio mundial. En ella se produjo la muerte de Asdrúbal.

Batalla de Ilipa

Esta batalla se desarrolló el año 206 a. C. en la localidad de Ilipa, la moderna Alcalá del Río, cerca de Sevilla, con una victoria del general romano Escipión, posteriormente llamado Escipión Africano, sobre las fuerzas cartaginesas en España.

La batalla supuso el fin del poder cartaginés en España y marcó un punto de inflexión en la guerra contra el general cartaginés Aníbal.

Batalla de los Grandes Campos

Esta batalla tuvo lugar en 203 a. C., cerca de Útica, África del Norte, también conocida como la Batalla de las Bagradas.

Fue una batalla librada entre Escipión Africano y un ejército combinado de cartagineses y númidas a finales de la Segunda Guerra Púnica.

Se desarrolló en las llanuras al sur de Bulla Regia, en torno a la parte superior del río Bagradas y el ataque fue diseñado como una táctica de distracción por parte de Roma para interrumpir el acoso de Aníbal a Italia.

Al derrotar a los cartagineses, Escipión Africano hizo que Aníbal abandonara Italia y regresara a África.

Batalla de Zama

Esta batalla se desarrolló en el año 202 a. C. cerca de la región de Zama, en Túnez, y marcó el final de la Segunda Guerra Púnica.

Un ejército romano dirigido por Escipión, con el apoyo crucial del líder númida Masinisa, derrotó al ejército de Aníbal.

Consecuencias de la Segunda Guerra Púnica

Las consecuencias de la Segunda Guerra Púnica van desde el corto hasta el largo plazo, lo que contribuyó tanto positiva como negativamente en la formación de Roma para convertirse en un país dominante durante los siglos III y II a. C.

Si bien Roma ganó menos, desde una perspectiva social y política, si tuvo un impacto positivo en las áreas del comercio y la economía, haciendo que la Segunda Guerra Púnica fuera beneficiosa hasta cierto punto.

Consecuencias a corto y mediano plazo

Éstas incluyen:

  • Ruptura de las antiguas estructuras sociales y una grave escasez de alimentos.
  • Huida de agricultores por la guerra generalizada en el centro y el sur de Italia.
  • Interrupción de la producción de alimentos.
  • Deterioro de la economía agrícola campesina, pues Roma tenía que lidiar con el descontento de los campesinos.
  • Nueva estructura social en Roma por el gran número de esclavos capturados durante la guerra.
  • Consolidación de una clase de ricos terratenientes que gestionaban fincas cultivadas por esclavos.
  • Inestabilidad política derivada de la guerra, ya que muchos de los pueblos aliados de Roma se unieron a Aníbal.
  • Necesidad de Roma de calmar la agitación política y reafirmar el dominio en sus alrededores, lo que a menudo alcanzó mediante brutales masacres, destrucción de cosechas y esclavización.

Consecuencias a largo plazo

Estas consecuencias dan cuenta del:

  • Dominio de Roma en el mundo antiguo y un crecimiento económico gracias al comercio.
  • Aceleró el crecimiento del imperio romano debido a su control del mar.
  • Restricción a Cartago de entrar en guerra sin el permiso de Roma, reduciendo significativamente su poder a solo ser un importante puerto comercial.
  • Acuñación de monedas en España por sus minas de plata, en lugar de Sicilia o Italia, lo que demuestra el alcance de la influencia romana.