Actualizado el 20 septiembre, 2023
La Biblioteca Nacional de Francia ubicada en la ciudad de París se considera como la más relevante del país, y una de las más antiguas en todo el mundo. En el artículo de hoy realizaremos un recorrido explicativo acerca de todo lo relevante de esta edificación, como su historia, arquitectura y más.
Historia de la Biblioteca Nacional de Francia
La Biblioteca Nacional de Francia, es la biblioteca más importante del país ubicada en París y una de las más antiguas de todo el mundo. Todas sus actividades se encuentran dispersas en diferentes lugares, la mayoría de estas se dan en la sede François Mitterrand en el XIII distrito de París, localizado en la orilla sur del río Sena. En su interior se alojan millones de volúmenes, y almacena otros recursos por medio de otros departamentos como por ejemplo su biblioteca digital en Gallica.
En el año 1537 se emitió un decreto, en el que se exige que dentro de esta biblioteca se guarde un ejemplar de todas las obras publicadas en el país. Hoy en día se depositan más de 13 millones de libros y 350.000 volúmenes encuadernados de manuscritos, además de colecciones de mapas, monedas, documentos, estampas y registros sonoros.
La mismo cuenta con catorce departamentos y numerosas colecciones que se resguardan en sus cuatro sedes parisinas, incluyendo el Departamento de monedas, medallas y antigüedades, heredero del Cabinet des Médailles. La totalidad de sus colecciones representan aproximadamente 4000 millones de documentos impresos y especializados.
Orígenes
Los fondos utilizados para su edificación fueron el resultado de la unión de diversas colecciones. La Biblioteca del Rey (Bibliothèque du Roi), creada en el año 1368 por el rey Carlos V (1364-1380) poseía alrededor de 1200 manuscritos en el palacio real de Louvre. Luego de su reinado, dichos manuscritos junto a otras obras de arte se dispersaron por varios lugares, no fue hasta que el rey Luis XI (1423-1483) los volvió a juntar por medio de la fundación de otra biblioteca real.
En el año 1544, Francisco I de Francia movió esta biblioteca en donde se albergaban 917 manuscritos, y la biblioteca de los Duques de Orléans a su residencia real de Fontainebleau. Desde el 28 de diciembre de 1537 por medio de una orden, el castillo de Blois donde se encontraba ahora la biblioteca, empezó a recibir una copia de cada libro que era publicado para ese entonces dentro del país.
Esta obligación denominada depósito legal, fue una etapa fundamental dada su importancia y vigencia a lo largo de su vida. Luego de estos acontecimientos, La Biblioteca Nacional de Francia fue trasladada a la capital, París, entre los años 1567 y 1593 por el rey Carlos IX.
La primera colección de sus existencias fue compilada y publicada en 1622. Bajo el nombre de Biblioteca Real, en el año 1666 fueron instaladas por Luis XIV (1643-1715) en la calle Vivienne. Su apertura para el público vino dada en el año 1692.
Cambios con la Revolución Francesa
Luego de varios años, en el año 1721 esta biblioteca fue movida al Palacio Mazarin en la rue de Richelieu y desde ese momento sufrió muchas remodelaciones. Mientras transcurría la Revolución Francesa, la biblioteca adoptó el nombre Biblioteca Nacional en 1795. Asimismo, resultó beneficiaria de las colecciones de libros confiscados que poseía la iglesia católica en Francia y más tarde con las adquisiciones de Napoleón. Para el momento se estimó alrededor de 300,000 volúmenes antes de la revolución y en 1818, el número se había incrementado al doble.
Siglo XIX
Durante el siglo XIX, el administrador y bibliotecario Léopold Victor Delisle organizó una colección de libros extensos y valiosos. Para el año 1926, la Biblioteca Nacional de Francia empezó a formar parte de un grupo de otras bibliotecas parisinas que, a finales del siglo XX, incluyó a la Biblioteca del Arsenal y las bibliotecas de la Ópera de París y del Conservatorio Nacional de Música. A medida que las colecciones de libros crecían, los espacios en el edificio de la rue de Richelieu ya no daba suficiente abasto.
A partir de este hecho se tomó la decisión de fundar una nueva biblioteca ubicada a lo largo del río Sena en 1995, el año siguiente fue su apertura al público. Dentro de esta nueva estructura se encuentran alojados todos los libros, publicaciones periódicas y revistas de la Biblioteca Nacional de Francia, con un total de más de doce millones de libros impresos.
La biblioteca en la actualidad
Hoy en día se mantiene la estructura de la biblioteca Nacional de Francia realizada en 1995, abriendo sus puertas el 20 de diciembre de 1996 y, luego de la mudanza de la sede mayor de las colecciones de la calle Richelieu, realiza también en el año 1998 una sala especializada para la investigación.
Arquitectura de la Biblioteca Nacional de Francia
En las orillas del río Sena, al este de la isla de la Cité y del centro de París, se encuentran ubicadas las cuatro torres que constituyen la Biblioteca Nacional de Francia. Las mismas torres se entienden como una representación modernizada de la re-interpretación de Dominique Perrault acerca de la tradición parisina de la arquitectura pública monumental.
La construcción de esta obra es una combinación de volumen y vacío, cerrado y expuesto, una superposición de ideas contrastantes, pero que al mismo tiempo brinda un respeto sobre el legado milenario, como también deliberadamente autocrítico.
La edificación de la Biblioteca Nacional de Francia encabezó una serie de proyectos arquitectónicos denominados los Grands Projets llevados a cabo por el presidente François Mitterrand a mediados de los años 80′ y a inicios de los 90′. En conjunto con el Instituto del Mundo Árabe, el Parc de la Villette, la famosa y controvertida Pirámide del Louvre, fueron los trabajos tomados con el objetivo de crear monumentos modernos para una ciudad que siempre ha resaltado por su arquitectura.
En 1989, el presidente Mitterrand realizó un concurso para diseñar la nueva Biblioteca Nacional de Francia, en el cual participaron 244 arquitectos de todo el mundo. El ganador de este evento fue un joven arquitecto francés llamado Perrault, con tan sólo treinta y seis años de edad.
El diseño de Perrault era para aquel entonces un boceto provocativo sobre el rol tradicional que poseía la arquitectura de París. De esta manera, su diseño generaba una sensación de monumentalidad, un icono visual que se vuelve familiar para los habitantes de la ciudad, sin embargo, también se puede catalogar como un diseño moderno.
La frivolidad y la indulgencia fueron dejados de lado para dar paso a un estilo minimalista. Patrones clásicos, tallados en piedra y expresiones ornamentales de riqueza y poder, son reemplazados por el cristal, acero y madera, la sobria y económica paleta de las masas urbanas, lo cual da un apropiado vistazo a los siglos pasados. En la parte interna se pueden observar alfombras rojas, maderas naturales y accesorios elegantes posicionados con buen gusto y de manera soberbia.
En un mismo sentido la biblioteca resulta accesible e inclusiva para todos los visitantes y residentes de la ciudad, sin la necesidad de parecer cargo, todo lo contrario, la misma brinda un espacio de público de seguridad. Desde la orilla del río, hay una escalera que se encarga de guiar a los visitantes desde la vereda hasta la explanada pública y las pasarelas elevadas que conectan las cuatro torres.
Entre su diseño abierto y sus funciones educativas, la biblioteca es programática y simbólicamente un monumento que representa los ideales socialistas, una característica que no se deja en el olvido por parte del Presidente francés que fue capaz de vender su diseño a toda la ciudad parisina.
En la parte central de la explanada elevada se puede ver un gran patio. El mismo se encuentra abastecido por árboles, lo cual da la impresión como si todo el urbanismo que la rodea hubiera desaparecido y solo dejara que la naturaleza volviera a formar parte de la vida. Doscientos cincuenta robles, pinos silvestres y abedules están plantados en su interior.
El hecho de que este detalle se encuentre dentro del diseño de la Biblioteca Nacional de Francia solo significa una cosa: la imagen que le dio el arquitecto a la edificación era que lo importante era la naturaleza y no el hombre y lo urbano. En contraposición de otras obras monumentales en París, la construcción de este edificio no está hecho para glorificarse a sí mismo, sino para otorgarle drama a un espacio vacío.
Por otro lado, los recintos que se encuentran a los alrededores contienen una secuencia aparentemente interminable de instalaciones de biblioteca. Al menos 3.600 espacios de estudio llenan las salas de lectura, junto con oficinas, galerías y salas de conferencias. Teniendo además, estantes que llegan a los 400 kilómetros, diseñados para alojar más de 20 millones de volúmenes de libros.
A pesar de que las torres están física y simbólicamente desplazadas del centro del proyecto, las mismas se encuentran posicionadas en las esquinas, lo que generó preocupaciones al arquitecto. La construcción de estas constituye con una doble fachada, también visualmente complejas y estratificadas.
El joven arquitecto Perrault describe que su inspiración para el levantamiento de su obra fue: “Una luz diáfana se levantará a través de los interiores de las torres de cristal, culminando en los cuatro puntos más altos, que brillarán como 4 faros. Esta luz líquida se extenderá sobre la plaza, mientras que las torres se reflejarán en el Sena “.
Luego de su construcción en el año 1995, la biblioteca fue galardonada con numerosos y prestigiosos premios internacionales, incluyendo el Premio Mies van der Rohe de la Unión Europea en 1996. Sin embargo, la recepción con respecto a la fue mixta, sobretodo para aquellos habitantes que estaban en contra de la modernización y exposición de una estructura que dejara en manifiesto la época de la posguerra.
El crítico Anthony Vidler en particular, estuvo en contra las visiones urbanas de Perrault para un “desierto de asfalto”, alegando que la edificación de esta biblioteca lo que generaba era una devolución del desprecio por la calle urbana, que no se había expresado con tal intensidad desde Le Corbusier en L’Intransigeant en 1929.
Capacidad
En lo que respecta a la capacidad de personas que la Biblioteca Nacional de Francia puede abarcar, se estima una cifra que ronde entre los 6000 y 1000 habitantes, esto se toma teniendo en cuenta al número de empleados que se tiene trabajando en su interior, que son entre 2200 y 2700 personas.
Por otro lado, al referirnos a la capacidad de libros y colecciones que se se encuentran en sus estanterías, se ha mencionado que la misma alberga alrededor de 13 millones de libros y 350.000 volúmenes encuadernados de manuscritos, además de incluir colecciones de mapas, monedas, documentos, estampas y registros sonoros. Si se toma el número total de las colecciones, se observa una cifra aproximada de 4000 millones de documentos impresos y especializados.
Organización interna de la Biblioteca Nacional de Francia
La administración de la biblioteca se lleva a cabo por medio de un consejo de administración el cual está conformado por representantes de los ministerios de tutela, individuos que representan el mundo de la búsqueda, de los representantes del personal y de dos representantes de los usuarios. Asimismo, a este mismo consejo se le brinda la asistencia o asesoría de un consejo científico que tiene un papel consultivo.
El presidente de la Biblioteca Nacional de Francia, es nombrado por decreto por tres años y su dirección sólo es renovable una vez, entre sus labores está dar guía al establecimiento y posee la asistencia de un director general y por directores generales adjuntos. Hoy en día, Laurence Engel es presidente de la biblioteca. Por otros lado, los servicios de la biblioteca se encuentran distribuidos de la siguiente manera:
- La dirección de las colecciones: Se encarga de tratar las colecciones y les asegura los servicios al público.
- La dirección de los servicios y de la red (DSR): Las funciones que maneja esta dirección es de interés por parte de todos los departamentos documentales y otras acciones que comprometen toda la biblioteca.
- La Agencia bibliográfica nacional: Tiene la labor de establecer la bibliografía nacional francesa, incrementa el catálogo y mantiene el vocabulario controlado RAMA (RAMO).
- El departamento de la biblioteca digital: Es lo que se denomina biblioteca digital a partir de las colecciones que se encuentran en el interior de la biblioteca.
- El departamento de la conservación: Este departamento tiene la obligación de la conservación y la restauración de los documentos, igualmente se encarga de administrar los servicios técnicos de Bussy-Saint-Georges y de Sablé-sur-Sarthe.
- El departamento de la cooperación: El mismo posee la función de establecer y mantener las relaciones con otras bibliotecas francesas y administrar el Catálogo colectivo de Francia.
- El departamento del depósito legal: Por medio de este departamento se entregan los impresos procedente de los editores e impresores, los soportes particulares que son recibidos y tratados por los departamentos especiales.
- El departamento de la reproducción: Tiene la tarea de reproducir los documentos de la biblioteca, es decir, el mismo se encarga de trasladar el contenido sobre un soporte menos frágil, una microforma, esto se hace con la finalidad de proporcionarle al lector una mejor comodidad, sobretodo aquellos que son del exterior.
- El departamento de los sistemas de información: Este departamento es el encargado del aspecto técnico de los catálogos, de la Internet de la Biblioteca Nacional de Francia, los puestos públicos y los servicios a distancia.
Colección literaria de la Biblioteca Nacional de Francia
La Biblioteca Nacional de Francia es un establecimiento público que está bajo la tutela del Ministerio de Cultura. La misión que tienen como biblioteca nacional es el constituir colecciones, particularmente en el marco del depósito legal, garantizar su conservación y darlas a conocer al público.
Además de garantizar que dentro de sus estantes estará una copia de cada libro publicado dentro del país, también tiene el deber de recoger otros tipos de producciones trabajando en conjunto con el Instituto Nacional de los Medios Audiovisuales y el Centro Nacional de la Cinematografía.
En este sentido, esta biblioteca es la que recoge mayor cantidad de documentos que otras, y gran parte de ellos provienen del depósito legal. Igualmente, se debe tener presente que si la Biblioteca Nacional de Fran es depositaria de los libros y otros impresos, el depósito legal de las historietas se encuentra en el Centro Nacional de la Historieta y de la Imagen (CNBDI) en Angulema.
La tradición que posee este edificio es la exposición sobre sus colecciones, no obstante, por lo general estas son completadas por aportaciones exteriores. Desde la constitución del nuevo establecimiento público, se incrementó su actividad de acogida de manifestaciones científicas, tales como coloquios, conferencias, o más raramente proyecciones y conciertos.
Esta biblioteca también cumple una función como editorial que procura la publicación de dos publicaciones. Crónicas de la Biblioteca Nacional de Francia notifica sus lectores de la vida del establecimiento. Por su lado, la revista de la biblioteca nacional francesa, que ocupó el lugar de la Revista de la Biblioteca nacional, posee artículos sobre la historia de la biblioteca y de sus colecciones.
De una misma manera, la misión que posee esta biblioteca es la cooperación con otras bibliotecas francesas. Entonces, la biblioteca guarda relaciones con instituciones de ”Polos asociados. Dichos polos son de dos tipos.
El primero se entiende como los polos regionales del depósito legal impresor, posicionados en cada una de las regiones de provincia y exótica, estos reciben ejemplares de libros guardados por los impresores.
El segundo tipo son los polos de división documental que dan un total de 47 (25 en Isla de Francia, 22 en las provincias). Este tipo de polo tienen el compromiso de adquirir y conservar colecciones complementarias de las de la biblioteca, en un campo determinado. Por lo general, varias bibliotecas de la misma ciudad forman juntos un polo de división documental.
Igualmente, la Biblioteca Nacional de Francia mantiene relaciones con otras bibliotecas e instituciones en el extranjero. Entre ellas, la más destacada es la Biblioteca Europea, la biblioteca virtual organizada conjuntamente por varias bibliotecas europeas, principalmente con otras bibliotecas nacionales. Dicha asociación dio origen a la “biblioteca digital europea”, un proyecto en donde se ven unidas diferentes bibliotecas nacionales de todo el continente.
En una misma línea de ideas, la biblioteca ofrece su ayuda diversas bibliotecas de otros países, en particular de África francófona y de América del Sur. En el seno de esta federación, la Biblioteca Nacional de Francia se involucra en los grupos de trabajo sobre las normas de catalogar y está encargada de dirigir el programa PAC Preservación y conservación de libros y objetos delicados.
Sedes de la Biblioteca Nacional de Francia
La Biblioteca Nacional de Francia (BNF) antes de poseer su sede principal, sufrió muchos traslados y se instaló en el año 1720 en la calle Richelieu de París. En ese entonces se le otorgó el nombre de Biblioteca Nacional primero, y posteriormente debido a los sucesos ocurridos a causa de la Revolución francesa, el edificio se traslada a la calle Henri Labrouste en el año 1868.
La evolución de esta biblioteca tiene sus inicios durante las mudanzas de colecciones, que de entre todas, la más importante fue la última. Esto se debe a que estuvo acompañada por reformas y una ampliación de las superficies utilizadas, con nuevas construcciones, anexos de edificios ya existentes, y por otra parte almacenamientos en profundidad (en la calle Richelieu) o en altura (en Tolbiac).
Durante los siglos siguientes, la biblioteca estuvo plagada de evoluciones técnicas, las cuales casi siempre estaban en retraso. Estas evoluciones en líneas generales estuvieron constituidas por la entrada de documentos más variados.
Ha sido todo por el artículo de hoy, esperamos que la información proporcionada haya sido de gran ayuda. Le hacemos la invitación a leer también: Museo Nacional de Antropología México y Palacio de Invierno