Actualizado el 20 septiembre, 2023
Los conflictos armados siempre han sido protagonistas a lo largo de la historia de la humanidad, de ellos se ha aprendido mucho y es por ello que en la actualidad vivimos en tiempos de paz. Uno de los conflictos más importantes de la era antes de Cristo fue la Batalla de Drépano, de la cual hablaremos a continuación.
¿Dónde fue la Batalla de Drépano?
La batalla naval de Drépano se llevó a cabo en el año 249 antes de Cristo (a.C), durante la primera guerra púnica. Este conflicto ocurrió al oeste de Sicilia en las inmediaciones de Drépano, lugar actualmente conocido como Trapani. En este conflicto, participó una tropa cartaginesa liderara por el comandante Aderbal y una flota romana comandada por el comandante Publio Claudio Pulcro.
Para ese momento, los romanos se encontraban bloqueando la fortaleza cartaginesa de Lilibea, lugar que hoy en día se conoce como Marsala. Teniendo esta ventaja, decidieron atacar a la flota púnica que se encontraba atracada en el puerto de la adyacente ciudad de Drépano. Para ello, la flota romana zarpó durante la noche para realizar un ataque sorpresa, sin embargo, por la oscuridad se dispersaron.
El comandante Aderbal por su parte, ganaría terreno en el mar no sólo para maniobrar sino también para llevar a cabo un contra ataque. Dicha respuesta se daría al momento en el cual Aderbal pudiese llevar a su flota adentro antes de que los romanos lo encerraran en el puerto. Con esta maniobra, los romanos quedaron atrapados contra la orilla y luego de un día de lucha, los barcos cartagineses con mucho más margen de maniobra y con tripulaciones mejor entrenadas derrotarían a los romanos fácilmente.
Gracias a esta batalla, los cartagineses obtuvieron su mayor victoria naval en la Guerra Púnica, lo que les llevaría a tomar la ofensiva marítima. Por su parte, los romanos necesitaron de 7 años para volver a levantar una flota sustancial mientras que Cartago puso la mayoría de los barcos de su flotan en reserva para ahorrar dinero y liberar también la mano de obra.
Batalla de Drépano
Teniendo un poco de este abreboca, se hace interesante conocer mucho más acerca de La Batalla de Drépano. Para ello, debemos hablar de los ejércitos, sus respectivos comandantes, barcos y todos los hechos que llevaron a este conflicto. A continuación profundizaremos un poco más sobre esta importante batalla.
Ejércitos
En el año 264 a. C. las repúblicas de Cartago y Roma entrarían en guerra, la misma es conocida como la primera Guerra Púnica. Cartago era reconocida como una potencia marítima muy bien establecida en el Mediterráneo occidental. Por su parte, Roma destacaba por haber unificado recientemente a la Italia continental la cual se ubicaba al sur del río Arno.
Esta expansión constante de los romanos a la larga hizo inevitable que terminaran chocando con Cartago por el control de Sicilia. Es bien sabido que la causa inmediata de esta guerra fue por el control de la ciudad siciliana de Messana que hoy en día se le conoce como Mesina.
Debemos destacar que hacia el año 241 a. C. la guerra duraba 15 años, y a lo largo de la misma se podían ver muchos cambios de suerte entre los bandos. Ya este conflicto se había tornado en una lucha en la cual los romanos intentaban derrotar a los cartagineses de forma definitiva para así poder controlar toda Sicilia y el resto del territorio.
Por su parte, las fuerzas cartaginenses tenían como estrategia esperar a que sus oponentes se desgastaran, esto con el fin de recuperar algunas o todas sus posesiones y poder negociar un tratado de paz que pudiese complacer a ambos bandos de la pelea. Para el año 260 a. C, los romanos habían construido una gran flota y por los siguientes diez años pudieron derrotar a los cartagineses en una seguidilla de batallas navales.
Esta sucesión de batallas llevaría a los romanos a ganar poco a poco el control de una buena parte de Sicilia, incluyendo las principales ciudades de Agrigentum que fue capturada en el año 262 a.C y que hoy en día se conoce como Agrigento, y la ciudad de Panormus tomada en el año 254 a.C y que hoy en día es la famosa ciudad de Palermo.
Comandantes
Para la Batalla de Drépano, las tropas cartaginesas estaban lideraras por el comandante Aderbal mientras que la flota romana fue comandada por el comandante Publio Claudio Pulcro. Debemos destacar que Aderbal era el almirante y gobernador de Drépano.
Aderbal le ofreció combatir al cónsul romano Publio Claudio quien confiaba en poder asustar al cartaginés por el considerable tamaño de su flota de guerra. Por su parte, Aderbal llamaría a sus mercenarios y les garantizó una rápida vitoria al enfrentar a los romanos o bien esperar por un largo asedio que culminaría en la pérdida de la ciudad.
Los mercenarios cartaginenses no dudaron y se decantaron por la primera opción por lo que, se embarcaron en la flota de Aderbal obteniendo así una gran victoria. Luego de este satisfactorio resultado para Cartago, el Gran Consejo de Cartago llenaría de honores al comandante Aderbal.
Barcos
El buque de guerra típico que se usó durante la Batalla de Drépano fue el quinquerreme, esta era una nave de cinco remos, como lo indica el nombre. Esta embarcación era una galera de unos 45 metros de eslora, 5 metros de manga a nivel del agua y un francobordo que media unos 3 metros. Este imponente barco tenía la capacidad de desplazar cerca de las 100 toneladas.
Expertos aseguran que una nave de esta envergadura podía navegar a una velocidad de 7 nudos, lo que vendría siendo unos 13 km/h, sin embargo, lo más importante a destacar es que podía viajar a esta velocidad durante un período prolongado de tiempo, lo que la hacia una nave bastante rápida para época.
De hecho existe una moderna réplica de este tipo de barco, conocida como la galera Olympiasha. La misma alcanzó velocidades de unos 8,5 nudos, lo que se estima sería unos 16 km/h. Por otro lado, se logro medir que navegó por mucho tiempo a una velocidad de 4 nudos, unos 7,4 km/h. Estas embarcaciones fueron construidas como catafractos o conocido también como barcos “protegidos”. Esto quiere decir que contaban con una cubierta completa para que pudiesen transportar mejor a los infantes de marina y también a las catapultas.
Por otro lado, estas naves tenían unas estructuras anexas al casco principal en las cuales se disponían los remeros. Todas estas adaptaciones permitieron fortalecer el casco del barco, mejorar su capacidad de carga y además mejorar las condiciones de trabajo de los remeros.
La teoría que la mayor parte de la comunidad historiadora acepta sobre la disposición de los remeros en quinquerremes es que se trabajaba por conjuntos dispuestos en filas. Las mismas eran de tres remos, uno sobre el otro, con dos remeros en cada uno de los dos remos superiores y sólo un remero en el remo inferior.
De esta forma, se podían ordenar un total con un total de cinco remeros por fila, dicha disposición se repetía a lo largo de los costados de la galera en las 28 de cada borda. Con estos datos, se estima que en cada nave había un total de 280 remeros.
Como mencionamos previamente, en el año 260 a. C. los romanos se propusieron construir una flota. Ahora bien, para ello utilizaron un quinquerreme cartaginés que había naufragado para usarlo como modelo para su flota. Sin embargo, la falta de experiencia en la construcción naval hizo que hicieran copias más pesadas de estas embarcaciones cartaginesas por lo que, eran naves mucho más lentas y por ende con menor capacidad de maniobra.
Pese a ello, el quinquerreme se convertiría en el caballo de batalla de las flotas romanas y evidentemente de los cartaginenses mientras se llevaban a cabo las guerras púnicas. Es importante mencionar que en los archivos históricos se hace mención de forma ocasional a los hexarremes que tenían a seis remeros por banco, a los cuatrirremes con cuatro remeros por banco y a los trirremes con tres remeros por banco.
El uso del quinquerreme fue tan popular que Polibio lo usaba como sinónimo de “buque de guerra” debido a su potencial y capacidad de carga. Se estima que un quinquerreme contaba con una tripulación de 300 hombres, de los cuales, un total de 280 eran remeros y la tripulación restante eran tripulantes y oficiales de cubierta. Por lo general, se cargaban un total de 40 infantes de marina, cantidad que se incrementaba hasta 220 cuando se iba a combatir.
Para conseguir que los remeros pudiesen remar como una unidad y además que pudiesen llevar a cabo maniobras complejas de batalla, era necesario un entrenamiento largo y arduo. Siempre se buscaba que al menos la mitad de los remeros tuviesen algo de experiencia para que la nave se pudiese desplazar con eficacia.
Todos estos buques de guerra estaban equipados con un ariete y con un juego triple de hojas de bronce de unos 60 centímetros de ancho que podían llegar a pesar hasta 270 Kg, los mismos eran colocados en la línea de flotación. Los quinquerremes se fabricaban de forma individual con por el método de la cera perdida para poder encajarlas de forma inamovible en la proa de la galera, las mismas se aseguraban con púas de bronce.
El abordaje de las naves era cada vez más común en las batallas, sustituyendo al método de embestida como sistema de ataque usado durante el siglo anterior a las guerras púnicas. La razón de optar por el abordaje era por el tamaño y peso de estos grandes buques los cuales carecían de velocidad y maniobrabilidad, elementos claves para arremeter contra el enemigo.
Por otro lado, la construcción más robusta de los cascos de las naves reducía el efecto del ariete incluso en el caso cuando se realizaba un impacto directo del espolón. Otra novedad fue la adaptación romana del corvus, el cual sería una continuación de esta tendencia y permitiría compensar la desventaja inicial con respecto a la maniobrabilidad de las naves.
Sin embargo, este peso adicional añadido en la proa comprometió considerablemente la maniobrabilidad de la nave y en condiciones de mar agitado, el corvus se volvía un elemento prácticamente inútil. En el año 255 a. C, la flota romana fue destruida casi por completo por una tormenta mientras regresaba de África. Dicha tormenta hundió 384 naves de un total de 464, acabando con la vida de unos 100.000 hombres aproximadamente.
Se llevó a pensar que la presencia del corvus en los barcos romanos hacía que estas naves fuesen especialmente peligrosas con un mar agitado. La razón de esta teoría es que no existe registro del uso del corvus luego de este desastre.
¿Cuáles fueron los motivos de la Batalla de Drépano?
El uso del corvus por parte de los romanos fue un punto muy importante en la seguidilla de batallas ganadas por parte de este bando. Dentro de los conflictos más destacados encontramos la batalla en Milas en el año 260 a. C., la batalla de Sulci en el año 257 a. C., la batalla de Ecnomo en el año 256 a. C. y la pelea de cabo Hermeo en el año 255 a. C.
Ahora bien, durante los años 252 y 251 a. C. el ejército romano evitó la batalla, según Polibio, porque le temían a los elefantes de guerra que los cartagineses habían enviado a Sicilia. Este cese al fuego permitió a los cartagineses recuperar las ciudades de Panormus en el año 250 a. C. Sin embargo, los romanos los derrotaron y los púnicos perderían la mayoría de sus elefantes.
Es importante mencionar que los relatos contemporáneos se limitan a indicar la pérdida de los elefantes y no informan sobre las pérdidas que ambos bandos sufrieron durante la batalla. Por otro lado, muchos historiadores modernos consideran improbable que las afirmaciones de que en el choque hubo entre 20.000 y 30.000 bajas cartaginesas sean correctas.
Ahora bien, luego de su victoria en Panormus, los romanos estaban muy animados de hecho, despacharon un gran ejército comandado por los cónsules del año, estos eran Publio Claudio Pulcro y Lucio Junio Pulo. Además, decidieron enviar una flota recién reconstruida compuesta por 200 barcos que se dirigieron hacia Lilibea, que sería la principal base cartaginesa en Sicilia.
Para ello, llevaron a cabo una operación conjunta, en la cual las tropas sitiarían la ciudad mientras una escuadra bloqueaba el puerto. Al principio del bloqueo, un total de 50 quinquerremes cartagineses se reunieron al frente a las islas Egadas, ubicadas entre unos 15 a 40 kilómetros al oeste de Sicilia.
Gracias a un fuerte viento occidental, los cartaginenses pudieron alcanzar la plaza sitiada antes que los romanos pudiesen impedírselo. Al llegar al lugar, desembarcaron entre 4.000 y 10.000 hombres quienes lograron cargar con una buena cantidad de suministros para el combate antes de retirarse de noche para evitar al enemigo, llevándose consigo incluso a la caballería.
Por su parte, los romanos estrecharon el cerco terrestre a Lilibea con unos campamentos protegidos por muros de tierra y empalizadas. También intentaron reiteradas veces bloquear la entrada del puerto con barreras conformadas por gruesos troncos sin embargo, la turbulencia del mar en ese lugar lo impidió.
Debemos destacar que pese al bloqueo, unos quinquerremes ligeros y con muy buenos marineros, conocedores de las corrientes de esas difíciles aguas burlaban el bloqueo enemigo manteniendo así abastecida a la guarnición cartaginesa. El principal burlador de este bloqueo era Aníbal el Rodio, quien era el capitán de una galera y quien además presumía ante los romanos la superioridad de su barco y de su tripulación, sin embargo, finalmente fue capturado con su navío.
En el año 250 a. C, se asignaron un total de 10.000 remeros más a la flota romana que estaba bajo las órdenes del cónsul principal, Claudio Pulcro quien también estaba apoyado por un consejo de guerra. Claudio fue enviado con la creencia que le daría la ventaja suficiente para poder acometer a la flota cartaginesa que se encontraba en Drépano, una localidad costera a unos 25 Kilómetros al norte de Lilibea.
La flota romana zarparía durante una noche sin luna para así evitar ser detectados por el enemigo y tener un elemento sorpresa. Además, los romanos tenían la tradición de adivinar el resultado de las campañas militares observando a los pollos sagrados. El buen augurio se obtenía ofreciéndoles comida en la primera hora de la mañana, si los pollos comían con entusiasmo se tomaba como un presagio era favorable mientras que, si estas aves rechazaban el alimento, la acción sería nefasta.
Cuando se llevó a cabo esta solemne ceremonia camino a Drépano, las aves se negaron a comer, por lo que Pulcro, enfurecido arrojó las aves por la borda. De la furia, exclamó que si no tenían hambre, entonces era probable que tuviesen sed. Es importante mencionar que este curioso momento no fue mencionado por Polibio, lo que, ha hecho que muchos historiadores modernos duden de la veracidad del relato. Por otro lado, otros historiadores piensan que todo este relato es una invención de algún otro historiador para dañar la reputación de los Claudios.
Desarrollo de la batalla
Los romanos experimentaron problemas al amanecer, en las adyacencias de Drépano. Como habían ideado una incursión durante la noche sin luna, la oscuridad les había hecho difícil mantener la formación. Hecho que se dificultaba mucho más por la reciente incorporación de los 10.000 nuevos remeros quienes eran unos novatos en las tareas de la mar y no habían tenido tiempo para integrarse en las tripulaciones existentes.
El resultado de esta desastrosa noche es los barcos romanos se encontraban esparcidos en una línea larga y desorganizada. Tal fue el desorden que la nave de Pulcro se situó en retaguardia, sin embargo, se piensa que esta posición era para ayudar a organizar a los rezagados. El anuncio de los vigías cartagineses del avistamiento de la flota romana tomó por sorpresa al jefe cartaginés, Aderbal, quien no esperaba esta incursión.
Pese a ello, Aderbal ya tenía un plan y muchos de sus barcos estaban listos para ir al mar. Por ello, ordenó a los soldados de la guarnición de la ciudad que se embarcasen al punto como infantes de marina, una vez embarcados, se dirigieron mar adentro.
Algunos relatos aseguran que la flota romana estaba conformada por más de 120 barcos, incluso muchas otras fuentes aseguran que eran un total de 200 naves. Por su parte, los cartagineses tenían entre 100 y 130 embarcaciones siendo fácilmente superados en número. Es importante mencionar que los buques de guerra de ambos bandos de la Batalla de Drépano estaban dotados con infantes de marina.
Los barcos romanos más avanzados llegaron a la boca del puerto con la intención de bloquearlo. Sin embargo, Pulcro, al ver que no se podía llevar a cabo un ataque sorpresa, les ordenaría retroceder y formarse para dar batalla. Por mala fortuna de los romanos, este menaje tardó un poco en transmitirse, el retraso de esta comunicación dio como resultado que algunos barcos se cruzaran al intentar retroceder en el rumbo de otras naves que aún seguían avanzando, en consecuencia, todas ellas acabaron por entorpecer las maniobras derivando en la derrota.
De hecho, el desastre entre los novatos y la ineficaz comunicación fue tal que varios barcos de la armada romana chocaron e incluso se trabaron con los remos de los barcos aliados. Por su parte, Aderbal condujo a su flota más allá de las confundidas líneas romanas y continuó hacia el oeste, logró cruzar entre la ciudad y unas dos pequeñas islas alcanzando así el mar abierto.
Estando a mar abierto, los navíos cartagineses tuvieron el espacio suficiente para maniobrar y dirigirse hacia el sur. En este desplazamiento formaron una línea de batalla paralela a la de los romanos. En esta formación, los cartagineses dispusieron 5 barcos al sur del buque insignia de Pulcro los cuales estaban en forma escalonada en dirección a la costa. De esta forma se cortaban todas las posibilidades de retirada de la flota romana hacia Lilibea.
En respuesta ante los agresivos movimientos de los cartaginenses, los romanos se ordenaron en una línea que miraba hacia el oeste con la orilla a popa. Con esta conformación impedían que fuesen flanqueados por los buques enemigos.
Los cartagineses tomaron la iniciativa y atacaron, ante ello, la debilidad de la disposición de Pulcro se hizo evidente. Los barcos de los cartaginenses eran más ligeros y por ende maniobrable, por otro lado, estas tripulaciones tenían más experiencia y estaban un poco más acostumbradas a trabajar en equipo, a diferencia de los romanos a quienes les hacía falta el corvus para poder equilibrar la batalla.
Además, los cartagineses pese a ser superados en número, contaban con la ventaja de que si un barco individual se encontraba en apuros, podía invertir fácilmente los remos y retirarse. Y en caso de que una nave romana se aventurase a perseguirlos, dejaría vulnerable ambos flancos para el contra ataque.
Ahora bien, los romanos tenían la costa muy cerca de ellos, por lo que no tenían la ventaja de poderse mover con facilidad. Ante esta compleja situación, decidieron permanecer en una formación cerrada para así protegerse mutuamente. Como desenlace, la batalla resultó ser bastante reñida y duró todo el día.
Finalmente, la calidad de los soldados romanos que servían como infantes de marina además de su formación apretada que dificultaba el abordaje, caería ante los cartagineses quienes se fueron imponiendo poco a poco acometiendo con los espolones de sus naces a las naves enemigas aisladas.
Este ataque cartaginense haría que la disciplina romana se quiebre por lo que, varios barcos romanos optaron por varar para que sus tripulaciones pudiesen huir. Uno de los que huyó del lugar fue Pulcro con unos 30 barcos más quienes fueron los únicos sobrevivientes de este asedio.
Como resultado final, los de Cartago se impusieron e forma contundente sobre los romanos. Con ello, lograron apresar a 93 enemigos y hacerse con varias naves hundidas, número que hasta la actualidad se desconoce. Se estima que en la batalla fallecieron un total de 20.000 romanos. Muchos historiadores aseguran que la Batalla de Drépano fue la mayor victoria naval cartaginesa durante la primera guerra púnica.
Consecuencias de la Batalla de Drépano
Luego de que culminó la batalla de Drépano, Cartalón reforzaría a Aderbal con 70 barcos, reponiendo así parte de la flota perdida. De esta manera, quedaría bajo el mando de unas 100 naves y decidió marchó por ordenes de Cartalón a atacar Lilibea en donde quemó varios navíos enemigos.
Tiempo después, acosó a un convoy de abastecimiento romano de unos 800 transportes el cual navegaba escoltado por unos 120 buques de guerra. Es importante mencionar que una tempestad hundiría todos los barcos de esta escuadra romana salvándose tan sólo dos. Los cartagineses aprovecharon muy bien su victoria para hacer breves incursiones en las costas de la Italia romana en el año 248 a. C.
Por otro lado, la mermada flota romanas llevó a Cartago a reducir de forma gradual su armada, esta decisión ayudó a disminuir los gastos de construcción, mantenimiento, reparación, tripulación y abastecimiento de sus naves. Además, ordenó la retirada de la mayoría de sus buques de guerra de Sicilia, hecho que llevó a que el conflicto entrara en un período de estancamiento en esta isla. Pasarían un total de 7 años luego de la batalla de Drépano antes de que Roma pudiese recuperar una flota similar a la que presento a esta batalla.
Por la huida, Pulcro fue acusado de traición, sin embargo, fue declarado culpable del cargo menor de sacrilegio por el incidente del pollo. Pulcro se libró por muy poco de ser condenado a muerte, sin embargo, fue desterrado. La hermana de Pulcro, llamada Claudia, se hizo famosa cuando fue detenida en una calle que obstruían ciudadanos pobres. En esta situación deseó en voz alta que su hermano hubiese perdido otra batalla para reducir la multitud que para ese momento vivía bajo el manto del imperio romano
La primera guerra púnica finalmente acabaría en el año 241 a. C. después de la victoria romana en la batalla de las islas Egadas. Esta victoria forzaría a Cartago a negociar una paz en condiciones de inferioridad. A partir de ese momento, Roma pasaría a ser reconocido como la principal potencia militar del Mediterráneo occidental y poco a poco sería catalogada como la más fuerte de toda la región mediterránea.
Los romanos aprendieron muy bien de esta derrota, a partir de la Batalla de Drépano, construyeron más de 1.000 galeras. De hecho esta batalla fue la gran responsable de la dotación, adiestramiento, suministro y mantenimiento de esta cantidad de barcos, hecha que sentaría las bases para el largo dominio marítimo de Roma durante un total de 600 años.
Fuentes sobre la Batalla de Drépano
La fuente principal de gran parte de los detalles de la primera guerra púnica es el historiador Polibio quien fue un griego enviado a Roma en el año 167 a. C. en calidad de rehén. Dentro de sus obras se incluye un manual sobre tácticas militares que en la actualidad se encuentra perdido.
Hoy en día, Polibio es conocido por las Historias escritas en algún momento después del año 146 a. C, un siglo después de la batalla de Drépano. La obra de Polibio se considera bastante objetiva y neutral entre el bando cartaginés y el romano. Es importante mencionar que los registros escritos de los cartagineses fueron destruidos junto con su capital, Cartago, en el año 146 a. C. Por esta razón, el relato de Polibio es la fuente disponible de mejor calidad. Por otro lado, Polibio empleó varias fuentes griegas y latinas que en la actualidad se encuentran perdidas.
El hecho de leer y recopilar información de diversas procedencias hacen que Polibio sea considerado como un historiador analítico. De hecho, es bien sabido que siempre que fuese posible, entrevistaba de forma personal a los participantes de los eventos sobre los cuales escribía. Su primer escrito era sobre la Primera Guerra Púnica, muchos de los historiadores que lo han leído quedan sorprendidos con la precisión del relato, tal es así que el consenso moderno es aceptarlo al pie de la letra.
Muchos consideran que Polibio como fuente de información sobre la Batalla de Drépano es muy confiable ya que, era un historiador muy bien informado, además de ser trabajador y perspicaz en sus relatos. Debemos destacar que existen otras historias posteriores a la Batalla de Drépano, las mismas son en forma de resumen pero las mismas abordan principalmente las operaciones militares en tierra.
Otras fuentes posteriores a Polibio que se toman en cuenta para estudiar la Batalla de Drépano son los relatos de Diodoro Sículo y Dion Casio. Sin embargo, se suele escoger el relato de Polibio por sobre el de estos historiadores mencionados.
Además de relatos, también se ha investigado por otro tipo de fuentes como las inscripciones, hallazgos arqueológicos y datos empíricos de reconstrucciones como el trirreme Olympias. Desde el año 2.010, se han recuperado diversos artefactos del lugar donde se libró la batalla de las Islas Egadas, lugar muy cercano a donde se disputó la Batalla de Drépano. Hasta la actualidad continua el análisis de lo recabado en el lugar.
En este artículo pudimos conocer sobre la Batalla de Drépano la cual se disputó entre romanos y cartagineses en el año 249 a.C. El móvil de esta batalla fue la incursión sorpresa por parte de los romanos los cuales luego de un largo día de batalla acabaron derrotados por la astucia del comandante Aderbal del bando cartaginense y de la habilidad de su flota para acorralar a los romanos y no permitirles un mayor movimiento. También te pueden interesar los siguientes artículos:
- Alejandría, ciudad fundada por Alejandro Magno en 331 a.C.
- Constantinopla, importante ciudad fundada hacia en 667 a.C.
- Atila, El azote de Dios, último y más poderoso Rey de los hunos.
- Aprende todo lo que necesitas, sobre la Guerra de Troya.